Seguimos nuestro camino hacia el sur por la
carretera 307 hasta Xul-Há, luego hacia el oeste por la carretera 186 hasta
Francisco Villa, donde tomamos la desviación de 6 km a Kohunlich.
De Bacalar a Kohunlich son 66 km. El camino
es muy bello. Tuvimos la suerte de ver los cañaverales en flor.
Este sitio comprende más de 8 hectáreas y encontramos varios conjuntos arquitectónicos residenciales y politico-administrativos. Es uno de los sitios más estudiados del estado de Quintana Roo y es el que tiene más áreas abiertas para visitar.
Llegamos a Kohunlich a las 3:10 pm, después
de tomar la desviación de 6km, un camino angosto a través de una selva densa.
La entrada cuesta $55.00 y abre de 8 am a 5
pm todos los días. Cuando vienen los barcos, reciben entre 500 y mil turistas
diarios.
Nos recibió una vegetación exhuberante con
frescos verdes. Vimos hojas elegantes gigantes, palmas de 5 m de altura, y un
bello camino flanqueado por pequeñas plantas moradas nos abrió las puertas a un
lugar bellísimo. Contar con este marco verde para visitar el sitio, es
refrescante. Es el hogar de pericos, guacamayas, tucanes y jaguares.
Se ubica en un punto estratégico entre las ciudades mayas de la peninsula y las de Centroamérica.
El atractivo principal de este sitio son
los mascarones de estuco con pigmento rojo.
Kohunlich, a diferencia de los otros sitios, toma su nombre del ingles cohoonlidge, que quiere decir “lugar de carozos”, por las espléndidas palmas de carozo de hasta 5 m que se encuentran aquí. Imaginen este portento de la naturaleza. Los carozos son característicos de esta región del sur de la peninsula de Yucatán. Era el nombre del antiguo campamento maderero de los años 20 y 30 que se encontraba cerca. Además vimos hojas elegantes gigantes y una rica vegetación. Aún no se conoce el nombre maya original de este sitio.
Su construcción se inició en el preclásico, hay basamentos fechados en el año 300 ac. Muchas de las construcciones que visitamos estan fechadas en el clásico temprano, años 500-600 de nuestra era. Entre ellas, esta el Templo de los Mascarones y varios otros templos. Floreció en el clásico tardío (600 – 900dc), cuando se construyeron la mayor parte de los edificios que actualmente están descubiertos. Alrededor del 1200 se fue abandonando, la población se dispersó y algunos de los edificios rituales se utilizaron como vivienda.
Después de la conquista española, se le abandonó definitivamente. Luego de varios siglos en el abandono, donde la selva retomó su territorio, los trabajadores de los campamentos madereros y chicleros del siglo XIX la encontraron.
Se encuentra en una zona muy amplia de más de 8 hectáreas rodeadas de bosque, que tiene su propio ecosistema. Aquí habitan varias especies de aves, reptiles (víboras y alacranes) y mamíferos, protegidos. También encontramos chicozapote.
A pesar de estar en un punto central respecto a otros sitios arqueológicos, Kohunlich tiene su propio estilo arquitectónico. Aunque su ubicación e importancia nos dicen que tuvo un papel importante como punto de intercambios en la region, tiene un estilo arquitectónico propio que se conoce como Pix’an, caracterizado por las esquinas redondeadas, muros arremetidos, paramentos en muros a hueso o sin recubrimiento.
Enrique Nalda realizó investigación de campo entre los 80’s y 90’s. Luego Javier López siguió sus investigaciones. Enrique Alcalá nos contó que Javier vivió una situación extraña mientras trabajó en el sitio. Se perdió por varios días y apareció en otro lugar distante a medio vestir.
Después de la entrada, nos encontramos un sacbé (camino blanco) que nos llevó a los edificios, bordeado por plantitas moradas. Realmente encantador.
Mientras estuvimos frente a la Gran
Pirámide, un pájaro carpintero imperial –que lamentablemente esta en peligro de
extinción- taladraba un árbol. Es una de las ventajas de tener un sitio
arqueológico en medio de una reserva… El sonido del golpeteo de pájaro
carpintero no es tan distante del sonido de la marimba… la madera tiene muchos
sonidos. Las fotos son de Jorge, que generosamente nos las comparte.
Después de la Gran Pirámide, visitamos la
Acrópolis, Tiene una escalinata volada sin alfardas. Se administraba el acceso.
Vemos bóvedas mayas entre los restos. Es un conjunto complejo, donde vimos
muchas habitaciones con banquetas en el interior, como tronos con sostenes
simulando columnas, plataformas, nichos y un altar balcón que da a una Gran
Plaza. Se encuentra en la parte alta de una loma, que termina abruptamente con
vista a la parte baja.
Regresamos dando la vuelta para bajar al resto del sitio. Pasamos por el Templo de las Estelas y vimos un cuarto rellenado.
Templo de los Mascarones
Este es con mucho la edificación más
importante del conjunto. Tanto ritual como simbólicamente, sobresale entre el
conjunto. Antes estaba tapiado. Eso explica su conservación. De 8 mascarones, se conservan 5. Estos grandes
mascarones en estuco se han convertido en imágenes asociadas con el arte maya del
estado.
Sus interpretadores reconocen la complejidad de su simbolismo. Las grandes cabezas aluden al dios solar Kinich. Martha Cuevas ha estudiado el simbolismo en los incensarios de el Templo de las Inscripciones en Palenque, donde se alude a dignatarios y a Venus. Los iris son diferentes en cada mascarón y encontramos mascarones en las barbillas y tocados. Los mascarones están fechados en el año 600 dc, entre el clásico tardío y el posclásico.
Sus interpretadores reconocen la complejidad de su simbolismo. Las grandes cabezas aluden al dios solar Kinich. Martha Cuevas ha estudiado el simbolismo en los incensarios de el Templo de las Inscripciones en Palenque, donde se alude a dignatarios y a Venus. Los iris son diferentes en cada mascarón y encontramos mascarones en las barbillas y tocados. Los mascarones están fechados en el año 600 dc, entre el clásico tardío y el posclásico.
Lo encontramos en el conjunto Pix’an. Vemos
tamborcitos y muros a hueso, sin recubrir
Visitamos plazas y edificios administrativos. Los cuartos tienen banquetas y puertas altas, como tronos, donde los funcionarios despachaban los asuntos. También vimos estelas, gradería y entierros.
El suelo es impermeable. Plazas y
estructuras tienen una inclinación para que canales de agua de lluvia la
capturaran y almacenaran en aguadas, que funcionan como almacén natural de agua
en la parte baja. Vimos canales para recoger el agua de lluvia.
Visitamos los espacios residenciales de la
élite. El fogón se encontraba en exteriores, el techo abovedado maya permitía
la ventilación e iluminación del exterior al interior por medio de
perforaciones a manera de respiraderos. Algunos muros tienen nichos. Se supone
que el mobiliario pudo ser de petate mientras que ollas, cazuelas y
herramientas se colgaban.
A las 5:20 pm salimos a Chicanná. Recorrimos 75 km por la carretera 186 hacia el oeste, recorriendo la parte sur de la peninsula, para cerrar nuestro circuito. En esta parte del camino, la carretera es recta. Dejamos Quintana Roo para ingresar al estado de Campeche. Como en casi todo el viaje, no había señal para teléfonos celulares.
El INAH publica más información en:
A veces no abre…
La Secretaría de Turismo publica la
siguiente página:
SecTur publica la siguiente página con
fotos de los mascarones:
La siguiente página contiene información
turística:
México Desconocido hace referencia al
entorno de este sitio:
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