Mérida
Llegamos a Mérida a las 7:15pm. Nos hospedamos en el Hotel Misión Panamericana en la ciudad de Mérida. Ubicado en una casona en el centro, pudimos disfrutar de recámaras extragigantes. ¡La mía tenía más de 60 m cuadrados!
Tenía una salita y un pasillo amplio con television y…
¡hamaca! Sentí que deveras estaba en Mérida.
Aunque llegamos cansados, nos dió tiempo de visitar el centro de la ciudad, cada quien por su cuenta. Mérida, la ciudad blanca, es una ciudad que no hay que perderse. Estar aqui es disfrutar de una idiosincrasia particular, presente en todos los rincones y aspectos de la cultura.
Fuí a la Plaza Principal, con sus laureles, sus bancas de confidentes y la primera catedral del continente, San Ildefonso. Junto esta el Ateneo Peninsular, o Museo de Arte Moderno de Yucatán, en lo que fue el Palacio Episcopal. Al costado había una exposición de escultura moderna en acero.
Me dió gusto reconocer la Casa de Montejo con su fachada plateresca. Por la hora no pude entrar al Palacio de Gobierno a ver los murales del yucateco Fernando Castro Pacheco y cuya campana es copia de la de Dolores Hidalgo. Junto esta el Palacio Municipal con su torre y reloj. La noche era bonita.
Por suerte, pude tomar una champola, que me
estaba saboreando desde que leí la posibilidad de hacer este viaje. Ya en otras
ocasiones las había disfrutado en el Paso Montejo… La encontré en un pasaje de
artesanías frente a la Plaza. Reviví el grato recuerdo de su sabor…
Allí a unos pasos, visité la librería Dante de la plaza y me sorprendió la cantidad de libros con temas regionales. Es el estado con mayor orgullo regional que conozco. Compré varios libros sobre mamíferos, aves y temas de Yucatán.
Aquí hay ligas para quien pueda pasar más tiempo en
Mérida (qué envidia…):
Esta página tiene una liga a un recorrido
de 360 grados del hotel Misión Panamericana en Mérida:
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